jueves, 1 de octubre de 2015

Llamado a la solidaridad con el Instituto 9 de julio

El motivo de la presente es comunicarles la crítica situación por la que está atravesando el colegio en el que trabajamos desde hace años, el Instituto Privado 9 de Julio (nivel secundario). Somos una cooperativa de docentes que funciona desde hace casi 70 años. Hace dos años y medio, por motivos ajenos a nuestra voluntad, tuvimos que mudar el colegio desde Palermo al barrio de San Cristóbal, en el que actualmente estamos (Constitución y Urquiza).
Históricamente los docentes venimos cobrando entre el 70 y el 80% de nuestro sueldo, y resignando todos los aguinaldos, que donamos a la cooperativa, en pos de mantener al colegio funcionando.
Lamentablemente, este año desde la DGEGP (Dirección General de Escuelas de Gestión Privada, dependiente del gobierno de la Ciudad) nos han informado que, de no llegar a una cantidad de alumnos determinada para fin de año, nos quitarán la subvención de la cual dependemos para cobrar nuestros sueldos. Ellos nos financian ese 80% de los sueldos que a veces llegamos a cobrar.
Nos exigen sumar aproximadamente 30 nuevos alumnos repartidos entre los primeros tres años para el mes diciembre. Desde hace un tiempo venimos haciendo una intensa labor de propaganda de acuerdo a nuestras posibilidades, pero la inserción de una escuela en un nuevo barrio es una tarea que lleva años de afianzamiento, que no puede realizarse a contrarreloj en un período de pocos meses.
Sumado a esto, sugestiva y repentinamente, nos llegó hace unos días una notificación de DGEGP comunicando la inminente clausura del edificio en el que desarrollamos nuestro trabajo, argumentando falta de respuesta a la solicitud de adecuación edilicia. Curiosamente, estas adecuaciones fueron requeridas en una cédula supuestamente entregada el 8 de enero de 2014, momento en el cual toda escuela se encuentra en receso y vacía. En todo este tiempo transcurrido, no volvió a haber notificaciones al respecto, y ahora, intempestivamente, y en forma coincidente a la amenaza de quita de subvención, nos enteramos de esta nueva exigencia. Nos es inevitable pensar que ambas no estén relacionadas, pues ahora que fuimos notificados, nosotros expresamos la voluntad de realizar las modificaciones, pero el ministerio se niega a concedernos una prórroga del plazo.
Llegado este punto, estamos peleando por mantener las fuentes de trabajo de 35 compañeros docentes y no docentes, y por la continuidad de un colegio con historia y con un proyecto educativo fuertemente inclusivo. Día a día, vemos que alumnos y padres nos escogen al sentirse contenidos por el proyecto de nuestra institución, que ha sabido trabajar con estudiantes con trayectorias particulares que requieren especial atención: situaciones de violencia familiar, problemas de adicciones, embarazos a temprana edad, alumnos repitentes o expulsados de otras escuelas por problemas de conducta, estudiantes que trabajan para colaborar con el sostén de sus familias, etc. Los propios alumnos han expresado públicamente que aquí han encontrado SU lugar.
Adicionalmente, nuestra escuela se encuentra ahora en una ubicación geográfica que ha sido históricamente relegada, el sur de la ciudad. Entendemos que el cierre del colegio acentuaría aún más la falta de vacantes para una población juvenil que ha sido postergada durante demasiado tiempo.
Creemos que aumentar la cuota como forma de afrontar la quita de la subvención sería una decisión equivocada, pues sería no tener en cuenta las particularidades de las familias que eligen nuestra institución. Por lo tanto, nos encontramos en la disyuntiva de mantener dicha subvención o cerrar la escuela.
Por este motivo, nos dirigimos a ustedes para solicitarles mediación ante las autoridades del Ministerio de Educación porteño, a fin de poder exponer las cualidades de nuestra institución ante las autoridades de dicha entidad, para intentar revertir esta preocupante decisión. Atentamente, Trabajadores de la Coop. 9 de Julio
(Instituto 9 de Julio, A-60)

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